Niños de Colombiatón le apuestan al deporte para mejorar sus vidas

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La Casa Lúdica que opera en esa zona les proporciona lo necesario para que desarrollen sus habilidades y aprendan a compartir

Cartagena de Indias D. T. y C; 16 de octubre de 2023. El psicólogo y especialista en recreación y deportes, Leonard Luna, llega bien temprano al barrio Colombiatón y parquea su moto en las afueras de la Casa Lúdica, que lleva el mismo nombre de la comunidad. Allí se aprovisiona de aros, balones, lonas y demás elementos que le sirven para desarrollar una actividad que él llama “Deporte y recreación con niños de la Casa Lúdica Colombiatón”.

Esa actividad se desarrolló en una cancha de microfútbol, que queda cerca de la casa lúdica, pero “El Profe”, como le dicen a Leonard Luna, primero irá de casa en casa buscando a los niños que faltan para completar el grupo que necesita para cumplir con su trabajo humanitario.

“Este programa —comenta— fracasó en anteriores ocasiones, porque los profesores que enviaban no se preocupaban por incentivar a los niños a que salieran a jugar. Ellos llegaban a la casa lúdica y si no encontraban a los niños, se devolvían para sus casas. Yo llevo cuatro años trabajando con estos chicos, porque me esmero en que se interesen por el deporte”.

Luna es uno de los funcionarios de la Unidad de Infancia, Juventud y Familia, de la Secretaría de Participación y Desarrollo Social del Distrito, pero muy poco se le ve en las oficinas del barrio Los Alpes, porque corrientemente está haciendo trabajo de campo en diferentes zonas vulnerables de la ciudad.

En cuanto logra recoger en sus casas a los niños que le faltan para completar su cuadro deportivo, se dirige a la cancha de microfútbol. Pero, antes de iniciar las actividades, reparte algunos regaños cariñosos en contra de quien pronuncie alguna palabra soez o trate de divertirse colgándoles apodos a los compañeros. 
“Ojo con eso —advierte a los niños—: la idea es que mejoremos nuestro vocabulario y que aprendamos a respetar a nuestros compañeros. Aquí no se permiten ni el bullying, ni las malas palabras. Ustedes pueden expresar sus desacuerdos sin necesidad de alzar la voz ni de decir vulgaridades”.

El profe Luna sabe que un alto porcentaje de los niños que están a su cargo vienen de hogares disfuncionales, donde los mayores se expresan y actúan de cualquier manera, normalizando costumbres y actitudes que, posteriormente, los niños llevan al colegio o a la calle.

“Al niño se le queda más lo que ve que lo que oye —sentencia El Profe—. Por eso, nos interesa que en sus tiempos libres, sobre todo en las épocas de vacaciones, se integren a las actividades de la ludoteca, para que aprendan que hay mejores cosas que ser agresivos o mal hablados”.

Empieza la calistenia. El profe Luna los pone a dar una vuelta rápida en el perímetro de la cancha. Después corren de manera individual hacia una de las arquerías, donde los esperan varios aros que deben ir saltando. Luego hacen el mismo ejercicio en dúo y finalizan trotando velozmente, pero sin moverse del sitio donde están.

El grupo se divide en cuatro equipos, que irán entrando a la cancha en cuanto al anterior le hagan un gol. La mayoría juega con potente energía y entusiasmo, pero sólo algunos cuantos demuestran poseer el ingenio y las técnicas que podrían convertirlos en futuros campeones.

El Profe señala a tres y dice:
“Han aprendido mucho en estos cuatros años. Pero con algunos de ellos tengo que seguir trabajando fuertemente el comportamiento, porque aún conservan las reacciones groseras, que seguramente ven en sus casas, en la calle o en el colegio. La buena noticia es que me respetan y me hacen caso”.

Luego de varios partidos y varios goles, se reúnen en la parte más sombreada de la cancha, mientras El Profe va anotando sus nombres en una planilla de asistencia.

Posteriormente, les da las coordenadas de los próximos encuentros y los chicos se van despidiendo no sin antes apretar la mano del instructor, quien tiene en cuenta sus horarios escolares, para que no se les crucen con las jornadas de recreación y deportes.

“A pesar de que son bastantes —sostiene Luna—, nadie se queda sin jugar. Porque se trata de que entiendan que el juego y la recreación también es un derecho. Así, tanto pequeños como grandes disfrutan de la jornada y aprenden algo nuevo cada vez que vienen”.

Yesid Hurtado, uno de los deportistas, dice que “la Casa Lúdica nos ha dado de todo. Pero en las jornadas deportivas hemos aprendido a trabajar en equipo y a no pelear, porque eso no lleva a nada bueno”.

Sebastián Hernández Caraballo, otro niño, manifestó que “las actividades en la cancha me parecen muy buenas, por la forma como enseña el profe Leonard”.

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